Actualmente se le da al diálogo en la pareja una importancia enorme y se desprecia la comunicación corporal cuando la pareja se distancia. El lenguaje del cuerpo es tan importante como el de las palabras y a veces aún más. Cuando una pareja no se entiende, se siente lejos del otro, muchas veces quiere que el cónyuge comparta o empatice con su punto de vista y frecuentemente las mentes de ambos no se comprenden y la distancia se hace cada vez mayor .El circuito sigue : » si él o ella no me entiende o estoy enojada/enojado, o no me da la razón… no puedo tener sexo» .Esto lo dicen y lo piensan ambos sexos y la falta de intimidad se va espaciando y alargando a veces durante largos períodos. El encuentro sexual es la forma de «abrazo» más profundo entre dos cuerpos, no hay forma de estar más cerca del otro de la pareja físicamente hablando que en el acto sexual. Y muchísimas veces el cuerpo es más sabio que la mente y «quisiera amigarse» antes con ese otro cuerpo pero la mente quiere primero » reconciliarse» con la mente del otro.El lenguaje del cuerpo es poderoso y misterioso y ahorra miles de palabras en algunas ocasiones, pero hay un mito muy fuerte sobre que primero hay que » entenderse» y » amigarse» antes de ir al encuentro sexual, como si uno cuando abraza, besa y acaricia no estuviera a la vez diciendo miles de cosas, las diga en voz alta o no, cada apretón de un cuerpo contra otro, cada susurro es un acercamiento al ser del otro, sólo que a veces no somos conscientes de eso, quizás cuando mecanizamos el encuentro.
Algunas parejas me dicen que para poder tener intimidad, tienen que estar » bien» , los dos bañados, los chicos dormidos, ellos descansados, sentirse » contenidos, amados y en sintonía con el otro»… no le estaremos pidiendo demasiado al encuentro sexual o serán excusas para escaparle a la intimidad?.
El encuentro íntimo es mucho más que dos cuerpos desnudos, es una muestra de confianza,seguridad,vulnerabilidad,un animarse a desnudarse de cuerpo y alma frente a nosotros mismos y frente al otro.
Lic. Dolores Rueda