La contribución más significativa de Freud a la comprensión de la conducta y el tratamiento de los trastornos emocionales probablemente sea el concepto de los procesos psíquicos inconscientes. Antes de Freud se suponía que el ser humano se hallaba en contacto con todos sus deseos, temores, conflictos y necesidades más significativos, y que la conducta se hallaba presidida exclusivamente por la razón y por la voluntad. La hipótesis de Freud acerca de la existencia de fuerzas poderosas y a menudo irracionales y contradictorias, que pese a no ser captadas conscientemente por el individuo, ejercen sin embargo un influjo decisivo sobre su vida, su rendimiento y sus relaciones con los otros, nos permitió comprender, predecir y modificar terapéuticamente unos fenómenos de conducta que hasta entonces escapaban a cualquier intento de comprensión: ¿ Cómo es posible que un hombre no pueda mantener una erección cuando hace el amor con la mujer que adora, pero puede, sin embargo, funcionar perfectamente con una prostituta? ¿Por qué una mujer es incapaz de responder sexualmente a su marido, quien la ama y la apoya y le da un hogar y unos hijos, mientras que, en cambio, es capaz de masturbarse fácilmente y alcanzar el orgasmo a través de fantasías?.
La teoría psicoanalítica explica estos fenómenos tan intrigantes postulando que los conflictos inconscientes entre el goce de la satisfacción sexual con la persona amada y el temor al castigo por hacerlo originan el trastorno sexual en cuestión. Dicho de una manera más específica; según la teoría psicoanalítica, los antiguos temores que el niño experimentaba ante el castigo de cualquier expresión sexual vuelven a ser revocados por la experiencia sexual del adulto. El adulto es víctima entonces de estos temores e intentos de llegar a soluciones de compromiso, aunque es completamente inconsciente de la asociación que existe entre esos temores infantiles y su experiencia actual y que bloquea su capacidad de erección o de orgasmo.
Tras descubrir la existencia de procesos psíquicos inconscientes, Freud pasó a formular su polémico modelo estructural tripartito de la personalidad: el superyó o conciencia; un componente maduro y racional de la personalidad del adulto, que se denomina yo; y el inconsciente o ello. Freud pensaba que el inconsciente se compone de impulsos y deseos primitivos, en su mayor parte sexuales, pero también agresivos, y que debido a su naturaleza vergonzosa o peligrosa no son nunca reconocidos o integrados conscientemente dentro de la estructura psíquica.
Además, el inconsciente contiene también material reprimido ( en alemán, verdrangt: arrojados a un lado). Consiste en recuerdos y deseos sexuales peligrosos que no pueden ser tolerados por el yo, que por tanto, los barre “debajo de la alfombra”, en el inconsciente, en donde permanecen fuera de la vista. Lo importante es que aunque un impulso sea barrido al inconsciente, no muere, sino que busca en todo momento manifestarse de una forma u otra. Los deseos sexuales prohibidos buscan satisfacción a través de caminos tortuosos, de manera que el yo no sea alertado por su perro guardián, la ansiedad. Este modelo es una manera pintoresca de decir que existe un deseo acuciante de expresión sexual. Cuando el sexo se halla sometido a un conflicto, se niegan los deseos sensuales, y luego se los demora, se los dispersa y se los expresa en una forma distorsionada o neurótica.
Otro concepto importante para la comprensión de los trastornos sexuales es la culpa (es decir, los sentimientos de culpabilidad hacia el placer sexual, atribuidos por Freud a la conciencia o superyó), que también trastornan la función sexual del individuo sin que éste sea consciente de ello.
El inconsciente, Causas intrapsíquicas de las disfunciones sexuales de Helen Singer Kaplan
Conclusiones:
Creo que este texto de Kaplan describiendo el aporte de Freud, es fundamental a tener en cuenta, y que en caso de que se detecte o sospeche que la causa de los problemas sexuales de nuestros pacientes son por causas intrapsíquicas, los médicos sexólogos, deberían derivarlos a los psicoanalistas sexólogos, ya que por poner un ejemplo si en el caso de una pareja heterosexual que consulta por una constante disfunción en la erección , y la razón fuese una homosexualidad reprimida del hombre, por más ejercicios sexuales que les propongamos, la razón es otra. Creo que es muy importante el trabajo interdisciplinario, y estar atento a la multiplicidad de causas que originan un mismo trastorno, y así encaminar al paciente por el camino correcto hacia su resolución. De la misma manera los psicólogos sexólogos deben derivar al médico cuando se sospecha baja en los andrógenos, problemas como la diabetes, el colesterol alto, que también pueden interferir en una buena erección.
Lic. Dolores Rueda