Más allá que algunos piensan que es un mito o un «cuentito» la virginidad de María, en la clínica me encuentro con que de forma a veces muy inconsciente, subyace este mandato en las mujeres educadas en la Religión católica, y ésto influye ampliamente en distintos aspectos del desarrollo de su sexualidad. Porque el tema no es si la Virgen fue virgen o no, el tema es ,si, aunque lo hubiese sido, por qué llamarla por este atributo en particular, ésto es lo que me puse a pensar a través de mi trabajo.Más allá de que yo misma fui educada religiosamente, como psicoanalista y sexóloga hace relativamente poco tiempo comencé a preguntarme por qué » La Virgen María» y no la » Buena María» o la «Solidaria María» o la «Humilde María» o es más, la «Luchadora María» , la «Aguerrida María» y nunca se nos ha enseñado » el Virgen Jesús» ni ningún atributo relacionado con esto.¿No será ésto un poco sexista? Quizás a muchos/as ésto no les hace pregunta, pero en tiempos del Feminismo a mi esto me hace mucho ruido.Y aún en estos tiempos de mucha mayor libertad en lo sexual, el tema de la virginidad como atributo mayor de la mujer más importante de la historia de la Religión, marca un ideal. Pero «sólo» para las mujeres .Me parece que merece prestarle atención, que cada mujer/hombre se lo pregunte, porque esto incide más allá de que cada mujer haga lo que mejor le parezca , en el momento que considere oportuno y con quien desee hacerlo.
Otro tema, si la sexualidad no está permitida para quienes desarrollan la carrera religiosa, no debería ser un tema para que investiguen,desarrollen y expresen otras disciplinas? Por ejemplo, usted puede ser católico pero si necesita un plomero o un electricista para su casa debería importarle si es creyente o sólo si es un buen profesional de su oficio?
Hoy hay muchos temas sexuales dando vueltas en la Sociedad, algunos que muchas personas ni siquiera logran entender, quizás hay que esperar, escuchar, informarse, y no dar veredictos de cuestiones que porque no le suceden a cada quien , no significa que no existan.
Lic. Dolores Rueda