Según el psicoterapeuta Juan David Nasio, doctor honoris causa de la UBA, los varones no asignan a las relaciones la misma relevancia.
“Hoy las parejas se separan por un mínimo conflicto, como si hubiera una impaciencia, una intolerancia. Como si el amor y a veces el sexo no bastaran para poder soportar al otro, asegura Nasio, quien ha desarrollado una teoría sobre los factores que confieren solidez y durabilidad a las parejas.
El sexo, la admiración mutua, el diálogo y la realización de actividades de a dos son para Nasio , las cuatro patas de su teoría del “banquito” que sostiene a la pareja a través del tiempo. “De las cuatro patas la más importante es el sexo. Y hoy hay muchas parejas que no tienen actividad sexual”.
La ausencia de una actividad sexual regular, frecuente y satisfactoria es uno de los principales motivos de consultas por parte de las parejas en crisis. Y, contra lo que popularmente se sostiene, son las mujeres las que con mayor frecuencia acusan el impacto de esa insatisfacción, poniendo en duda la viabilidad de la pareja.
“Tenemos la idea falsa de que el hombre está todo el tiempo pensando en el sexo, y aunque eso es en parte cierto-estamos todo el tiempo pensando en el sexo y nos gusta el sexo con frecuencia-, la mujer le da mucha más importancia a la calidad del sexo y a la satisfacción sexual que el hombre.”
Satisfacción sexual en términos femeninos, aclara el terapeuta rosarino, “quiere decir que la relación sexual sea para la mujer un momento en donde ella se siente deseada, donde se siente que es conducida por el hombre al orgasmo. Una mujer enamorada es siempre una mujer que tiene una satisfacción orgásmica con el hombre del cual está enamorada. Cuando usted ve una mujer enamorada de un hombre, debe saber que esa mujer está sexualmente satisfecha.”
Rituales de a dos:
El sexo es uno de los pilares fundamentales de la pareja, pero no lo es todo. La admiración mutua también es necesaria. La tercera pata del banco es el diálogo, no el casual ni el aleatorio, sino un intercambio más bien ritual en el que ambos integrantes de la pareja se proponen (tácitamente) hablar de aquello que necesitan compartir.
“De la misma manera que la relación sexual debe ser por lo menos una, dos, o tres veces por semana, digo que hace falta que se hable una o dos veces por semana”, así como tampoco es necesario decirlo todo. Cada uno tiene lo que se llama un jardín secreto. Y hay que respetarlo.
La cuarta pata que sostiene a una pareja a través del tiempo es realizar una actividad conjunta-“tienen que tener un momento para estar juntos, no hablando, no haciendo el amor…Sino haciendo una actividad real, concreta, en donde se comparte esa actividad”- Y no importa cuál; puede ser ir al cine todos los jueves, al teatro todos los martes, practicar tai chi, tomar clases de canto o lo que más les guste a ambos integrantes de la pareja.
Sí es importante para Nasio que esta actividad sea de la pareja, sin hijos, sin familia ni otros terceros. “Justamente, eso hace que la pareja sea estable. Porque tenemos que tener momentos de a dos, concentración de a dos.”
Desandar la crisis:
Cuando alguna de las cuatro patas del banquito se ha aflojado o se ha roto, y la crisis ya se ha desatado, Nasio asegura que existen efectivas herramientas al alcance de la mano para tratar de recomponer la relación. La primera de ellas es la palabra.
“Si uno siente que la pareja está entrando en crisis, no hay que dejar que la crisis se instale, hay que hablar. Si el otro está alimentando una relación en secreto con un tercero, probablemente no hable por miedo de hacer daño o de precipitar las cosas.”
Si la palabra de los propios integrantes de la pareja no demuestra tener ningún efecto reparador, puede recurrirse a la palabra de un tercero, que no tiene por qué ser un terapeuta. “Es muy útil en estos casos de crisis la presencia de un tercero en el que los dos puedan confiar, y que pueda intervenir. Que sea un amigo, un hermano, un padre a veces, por qué no, un abuelo. Alguien en quienes los dos tengan confianza y que pueda tomar el lugar de mediador.”
Agotadas la propia palabra y la de un tercero como herramientas reparadoras, recién entonces es el momento para consultar a un profesional: “Hay que consultar a un terapeuta de pareja solamente cuando la situación no parezca tener remedio o cuando exista una gran dificultad.”
Factores de buen y mal pronóstico para la recuperación de la relación:
Buen pronóstico: cuando la crisis resulta por una falta de entendimiento entre ambos, o cuando responde a cierta desilusión en relación con lo que cada uno espera del otro. En estos casos las posibilidades de recuperación del vínculo son altas.
Mal pronóstico: cuando hay un tercero y la mujer es la que tiene esa relación extraconyugal, que es una relación sexual y amorosa, ahí hay pocas chances.
“Los hombres podemos mantener una vida disociada en una relación con la mujer, a la que amamos, y una relación con una amante, a la que deseamos. Y mantenemos separados el amor y el deseo. La mujer no; la mujer une amor y deseo sexual, lo que hace que si comete una infidelidad, esto la va a llevar a que el placer de lo sexual se transforme en amor.”
Las causas del malestar masculino en la pareja no suelen estar tan frecuentemente atadas a lo sexual:
“Al hombre lo que lo afecta es cuando la mujer no lo sostiene. Los hombres somos muy hijos de mamá, muy frágiles y muy bebé; aunque seamos Rambo con los vietnamitas, después en casa somos chiquitos y necesitamos que la mujer adopte no una posición de madre, pero que esté allí cuidándonos, ocupadas de nosotros y que nos estimulen.”
Conclusiones:
Me pareció muy interesante el artículo, y comparto varias cosas de las expresa, pero disiento en otras.
Por ejemplo donde Nasio dice “ que la mujer siente que es conducida por el hombre al orgasmo”( para estar satisfecha), creo que es justamente al revés, “la mujer debe conducir al hombre para llegar a su orgasmo, manifestando tiempos, ritmos, lugares, presiones, y no que el hombre “sabe” y le enseña a ella, o en todo caso es de a dos.
Luego donde habla de las crisis, recomienda hablar con terceros de confianza de la pareja, como hermanos, padres, abuelos o amigos antes de consultar a un terapeuta de parejas y sólo consultar a un profesional cuando la situación parezca no tener remedio o cuando exista una gran dificultad.
Yo pienso que ese tercero, familiar, que propone Nasio, puede quedar entrampado en la pareja y luego de salir de la crisis, al verlo socialmente y familiarmente, la pareja se arrepienta de haber abierto tanto su intimidad a un conocido. En cambio creo que la ayuda que pueda brindar un profesional puede ser mucho más efectiva si se hace a tiempo y no cuando la pareja ya está “en terapia intensiva”.
Luego habla de la disociación del amor y el deseo en el hombre como si genéticamente los hombres nacieran con esta disociación, creo que como habla Freud en “Sobre la degradación del objeto amoroso”, esto es cultural, construido y esa creencia trae muchos conflictos en las parejas. Creo que el gran desafío es unir amor y deseo con la persona que uno elige, más allá de que el deseo se mueva hacia otras personas también. Ahí entra otra cuestión privada y personal de que hace cada uno con sus propios deseos.
Finalmente dice que las causas del malestar masculino en la pareja no suelen estar tan frecuentemente atadas a lo sexual, y no es esto lo que yo observo ni en la clínica ni en lo social. Es mucho más frecuente desde mi escucha que la mujer utilice el sexo como moneda de negociación que el hombre, el hombre nunca piensa “como ella no me pregunta sobre mi, o no se interesa por mi, voy a abstenerme de tener sexo”, en cambio en la mujer es mucho más frecuente que piense “si el no presta atención a esto o aquello o no me da esto que quiero, entonces yo no le doy sexo”, como si ella no estuviera interesada, y la sexualidad fuera un premio sólo para él.
Lic. Dolores Rueda