Además de todos los motivos inconscientes y latentes que hemos descrito, hay una variedad de contenidos observables que atentan contra el deseo sexual como:
-La mitad de la vida, la andropausia, la menopausia, el tedio, la rutina, la apatía, el estrés, el aburrimiento, el cansancio, la pérdida laboral, cierto tipo de medicación, la baja de testosterona y el aumento del colesterol entre otros.
El Dr Juan Carlos Kutnezoff, en su libro “Andropausia” dice : “Habitualmente, el aburrimiento, el cansancio rutinario suele ser un sentimiento que oculta los auténticos conflictos…En esta época de la cincuentena, las crisis, las ansiedades y sus problemas suelen ser difíciles de sobrellevar…”
“Hay un efecto bioquímico relacionado con estos fenómenos de estrés, que se relaciona directamente con los problemas sexuales que suelen tener los hombres sometidos a tensión. Se ha demostrado con mucha nitidez que junto con el incremento de la adrenalina, disminuyen las hormonas, en particular, la testosterona.
La testosterona, responsable directa del deseo sexual, está fuertemente disminuída, y eso explica con claridad por qué las personas sometidas a estrés tienen poco o ningún deseo sexual. Que, a su vez, y de manera secundaria, puede derivar en trastornos eréctiles u orgásmicos.”
Y sobre el colesterol agrega “El exceso de colesterol que circula, tiende a obstruir arterias de buena parte del organismo, trayendo la enfermedad arterioesclerótica, responsable de muchísimas afecciones, entre ellas el infarto de miocardio, la angina pectoris, la obstrucción de los miembros inferiores y la disfunción eréctil, por déficit de circulación sanguínea en la pequeñas arterias peneanas.
Otras causas hormonales de disminución del deseo son el hipotiroidismo y la hiperprolactinemia, asi como los sedantes que muchos son de consumo masivo.
Podemos observar que el detrás de escena de la falta de deseo es multideterminado, intra e intersubjetivo.