En la clínica con personas con alguna discapacidad me encuentro que su dificultad puede ser motriz o cognitiva pero de ninguna manera , afectiva/sexual,sin embargo como necesitan la ayuda de su entorno para socializar, el tema se complica y terminan teniendo una limitación mucho mayor que la de movilidad reducida. Muchos padres tienen mucho miedo de que » les hagan algo a sus hijos» , » los lastimen» o en el caso de las mujeres que queden embarazadas. Lamentablemente esto hace que en muchos casos queden aislados por demás y sólo relacionándose con la familia. No hay nada más limitante que no poder abrir la puerta e irse a dónde uno quiera cuando ya es mayor de edad, y ésto es lo que les pasa a las personas que dependen de otras para interactuar con el mundo. Hay psicólogos que opinan que estas personas deberían relacionarse con personas sin ninguna discapacidad para conocerse desde sus capacidades, pero yo me he encontrado con que algunos de ellos prefieren que el otro a conocer también tenga alguna discapacidad. Actualmente se los llama personas con » capacidades diferentes» o con » diversidad funcional», la realidad es que todas las personas tenemos » capacidades diferentes», uno puede ser un genio en finanzas y un desastre en música, cocina o arte.Pero la idea es reflexionar sobre no agregar una limitación extra a las personas que no la tienen, y que no se las » incapacite» sobre la posibilidad de amar y ser amados y de desarrollar de algún modo su sexualidad. Ya tienen que tolerar la invasión que significa que te ayuden a bañarte, a vestirte en algunos casos, pero que crean que no tienen deseos es una aberración y una privación muy grande, a veces vivida con más sufrimiento que la propia discapacidad. Los ponen, los sacan, a veces como si fueran un mueble sin pensar en la inmensa necesidad de socializar que tienen.
No es fácil para la familia hacerse cargo de la sexualidad de su hijo/a, pero es un deber reflexionar sobre este tipo de necesidades también. Y que puedan así vivir más plenamente, siendo más protagonistas de sus vidas y no meros espectadores.
Lic. Dolores Rueda