Deseo y Fantasías

Intimidad, fantasías, sueños

Acerca de la fantasía:

Analizaremos el tema desde la óptica de las fantasías y los sueños como vehiculizadores de los avatares del deseo, cuyos efectos se juegan en la intimidad misma de la pareja.

Según Laplanche y Pontalis las fantasías son el guión imaginario en el que se halla presente el sujeto y que representa, en forma más o menos deformada por los procesos defensivos, la realización de un deseo inconsciente.Los deseos insatisfechos son las fuerzas pulsionales de las fantasías, y cada fantasía apunta al cumplimiento de deseos, como rectificación de la insatisfactoria realidad.

¿ Cómo pensamos las fantasías eróticas en las que está presente la infidelidad?

Las fantasías eróticas incluyendo las de infidelidad son inherentes al ser humano, responden al deseo, vehiculizan lo pulsional, sostienen y enriquecen la vida erótica.

Surgen espontáneamente y suelen enriquecer o perturbar la vida anímica de todo sujeto deseante.

“La representación erótica, la puesta en escena, es sin duda una de las partes constitutivas del erotismo,a falta de fantasmas el erotismo expira, el fantasma es lo que lo hace humano.”

En las modalidades endogámicas o relaciones fusionales, las fantasías eróticas podrían tener como función generar la vivencia de cierta independencia o autonomía. El fantasear es como un peldaño que abre las puertas del pensamiento, propicia nuevos sentimientos y emociones que imaginariamente hace más plástica una relación rutinaria y simbiótica.

En algunos casos, la vivencia experimentada desde las fantasías puede revitalizar la pareja cuando es posible recrear algo de sensualidad y cierta renovación de la energía amorosa en el vínculo.

En “El creador literario y el fantaseo”, Freud dice que “así como el niño utiliza el juego, el adulto como formación sustitutiva ante situaciones de insatisfacción, o también de recreación, utiliza el fantaseo. El adulto aparentemente renuncia a la ganancia de placer, al fantasear crea lo que se llama un sueño diurno, lo que parece una renuncia es una formación sustitutiva”.

Para Freud, la fantasía oscila en tres momentos temporales de nuestro representar. Pasado, presente y futuro aparecen engarzados por el deseo.

La trama interfantasmática implica procesos entre uno y otro paternaire, donde la articulación y la discontinuidad de los mundos de fantasías de cada uno, arman una única trama interfantasmática que permitirá ver los modos de intercambio e interacción.

No es lo mismo fantasear que la puesta en acto. Si bien hay una producción fantasmática en cada uno, también hay una producción vincular. El despliegue de fantasías eróticas en lo íntimo de cada uno de los integrantes, puede enriquecer la vida en pareja, esto sucede cuando la movilización de las producciones fantaseadas individualmente, resuena afectando a ambos y posibilita la producción recíproca de subjetividad, en otros casos pueden generar ansiedad, distanciamiento y una ajenidad no tolerada.

Aquellos aspectos que hacen a la intimidad de una pareja, a ese espacio constituído desde y durante un encuentro de dos sujetos, donde se arma y comparte una relación, que puede producir un “nosotros”, cuando esa mutua afectación se produce, genera algo nuevo por ambos.

¿ Dónde está el límite de la explicitación de las fantasía eróticas en la pareja? Depende de cada vínculo y de los diferentes momentos del intercambio relacional.

Cuando las fantasías son eróticas y muestran la presencia de personajes ajenos a la pareja, la consideración de fiel o infiel depende de la ideología que tiñe la escucha, que las cualifica de ese modo.

La fantasía o el sueño son propias de lo íntimo, en cambio el cuerpo es vivido imaginariamente como formando parte del espacio vincular. Quedar excluído de este territorio y además que sea transitado por otro, infringe una herida narcisista de muy difícil elaboración, quiebra la ilusión de protagonismo y pertenencia incondicional.

Cuando la intimidad es considerada por ambos paternaires pensamos en un vínculo discriminado y creativo, dado que la intimidad también incluye lo secreto de cada uno de los integrantes, lo personal, lo no compartible con el otro, y lo diferente excluído.

Acerca del deseo y el amor en la pareja:

¡Qué perturbador es el deseo! Es un demonio que nunca duerme, ni se está quieto. El deseo es travieso y no se pliega a nuestros ideales, y por eso tenemos tanta necesidad de ellos. El deseo se mofa de todos los esfuerzos humanos y los hace dignos de consideración. El deseo es el anarquista primigenio y el primer agente secreto; no es sorprendente que la gente quiera verlo arrestado y a buen recaudo. Y justo cuando creemos que lo tenemos bajo control, nos defrauda o nos llena de esperanza.( Hanik Kureishi).

En la continuidad de toda pareja los deseos van cambiando. Lo que permanece como enigmático es lo que garantiza sostener el deseo, el cual nunca logra satisfacerse por completo. La parte sensual del amor, podríamos llamarla erotismo, ¿ es la que impulsa a desear a una persona?. Una mayor creatividad en el vínculo y un permanente trabajo a realizar parecen estar implicados.

Después de los años 70 comienza la idealización de que en el matrimonio, el amor y el deseo están reunidos en la misma pareja. Según esa creencia el deseo quedaría apresado, atado a la monogamia, sin embargo, sabemos que éste pretende distintas y permanentes experiencias.

En algunas parejas, el contrato matrimonial genera la ilusión de cierta garantía de continuidad; en otras, cuando se prolonga el vínculo en el transcurso de los años solo por sostener la institución conyugal, el “deber ser” pareja con una determinada forma, puede sentirse como un atrapamiento rutinario, donde incluso pareciera que la imaginación, el despliegue discursivo, la tentación, estuvieran excluídos. Es como si se prohibiera la posibilidad de reelegir, eso que sucedió en un momento, debe sostenerse, ahogando los sentidos, los deseos, en estos casos la preferencia pasa a ser una obligación. Son constelaciones vinculares donde probablemente no estén tan atentos a esa intimidad erótica que requiere enriquecimiento permanente, con seducción, novedades, incógnitas peculiares que ubican al otro con facetas a descubrir y no con la sensación de conocerlo en todos los sentidos.

Cuando la exigencia de exclusividad hace prevalecer la influencia de la cultura o los mandatos sobre el deseo y las pulsiones, ubican al paternaire en el lugar de ser todo. La presencia de otro en el sentido que sea es vivida como una amenaza.

“Para poder dejar a alguien tranquilo, hay que amarlo mucho, en algún sentido es no paralizar su deseo y su falta, traduciéndola a imagen de la mía. Permitirle al otro ser… de otra manera, ofrecer construir sobre la base de la diferencia. El amor triangular: , el otro y la falta, en tanto tal, imposible de colmar y revocar. Este amor triangular hace posible un encuentro sin forzarlo. Abre la vía a cada uno hacia una opción, de tomarla  retirarse.”

En la pareja interactúan aspectos que hacen a la sexualidad, la atracción que da cuenta de la pulsión y el deseo, el erotismo, la ternura, la intimidad, se entraman dando particularidad a cada encuentro. Puede que ambos coincidan y esto torna la relación satisfactoria. Cuando cada uno de los paternaires se hace cargo de sus deseos, necesidades, dificultades y las explicita en el vínculo, puede que logren una articulación que permita el despliegue y la aceptación del deseo, enriqueciendo la relación, con la posibilidad de producir algo diferente, quizá novedoso entre ellos.

Las fantasías, al ser propias del mundo interno, son un tesoro que nos habita, que nos permite volar como en los sueños, es lo íntimo de cada uno jugado en ese terreno: nada tienen que ver con acciones, con encuentros clandestinos, con engaños, aunque hemos podido entender que cuando irrumpen y movilizan la intimidad de la pareja, pueden perder para quienes las escuchan, ese carácter de mundo imaginado con los efectos y consecuencias que ello acarrea.

«Infidelidades en la pareja” de Sara Lydynia de Moscona.

Conclusiones:

Creo que el texto y sobretodo el último párrafo es muy explícito y claro sobre el valor de las fantasías. Pienso que es un mundo poco explorado aún , quizás por lo íntimo, porque las personas prefieren reservarlo para sí mismos, en algunos ámbitos o personas pueden ocasionar culpa como si estuvieran realizando realmente lo que fantasean. Pero si se puede aprovechar y entender su aporte a la continuidad del deseo, pienso que deberían prescribirse como parte del tratamiento para elevar el deseo cuando este falta, además de darnos la oportunidad de saber más sobre nosotros mismos y nuestros deseos, que generalmente no tienen nada que ver con la imagen que tenemos de nosotros mismos , ni con la imagen social que damos.

Lic. Dolores Rueda

 

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