Niños y Niñas que llevan la bala adentro

Les transcribo resumido un texto del libro de Paul B.Preciado( ex Beatriz Preaciado),Filósofo español: » Un apartamento en Urano» que habla de su propia experiencia de una sexualidad disidente desde la niñez.

Dice en su capítulo: «La Bala»:» La homosexualidad es un francotirador silencioso que pone una bala en el corazón de los niños que juegan en los patios, sin importarle si son hijos de ricos o de progres, de agnósticos o de católicos, no le falla la puntería ni en los colegios de las zonas altas ni en los de las zonas de educación prioritaria.Tira con la misma pericia en las calles de Chicago que en los pueblos de Italia o en las barriadas de Johannesburgo .La homosexualidad es un francotirador ciego como el amor,generoso como la risa,tolerante y cariñoso como un perro.»…tira una ráfaga de balas perdidas que van a alojarse en los corazones de una campesina,de un conductor de taxi, de un paseante de parques…La última bala alcanzó a una mujer de ochenta años mientras dormía».

«La transexualidad es un francotirador silencioso que dispara directo al pecho de los niños que se miran al espejo…No sabe si nacieron de procreación asistida o de una matrimonio romano. No le importa si vienen de familias monoparentales o si papá se vestía de azul y mamá de rosa. Ni el frío de Sochi ni el calor de Cartagena le hacen temblar. Abre fuego por igual en Israel que en Palestina.

De cuando en cuando, dispara sobre un profesor o sobre una madre de familia.

«Para los que tienen la valentía de mirar la herida de frente,la bala se convierte en una llave maestra que abre una puerta hacia un mundo que nunca antes habían visto. Caen todos los velos, la matriz se descompone. Pero algunos de los que llevan la bala en el pecho deciden vivir como sino la llevaran adentro. Hay quien ha muerto por llevar la bala».

«Otros compensan el peso de la bala con grandes gestos de donjuanes o princesas. Hay médicos e iglesias que prometen extirpar la bala.Dicen que en Ecuador cada día abre una nueva clínica evangelista para reeducar a homosexuales y transexuales. Pero nadie ha logrado nunca extirpar una bala. Se puede enterrar más profunda en el pecho pero no extirpar. Tu bala es como tu ángel de la guarda siempre estará contigo».

» Yo tenía tres años cuando sentí por primera vez el peso de la bala. Sentí que la llevaba cuando escuché a mi padre tratar de sucias tortilleras a dos chicas extranjeras que caminaban de la mano por el pueblo. Sentí en ese momento que el pecho me ardía. Esa noche, sin saber por qué,imaginé por primera vez que me escapaba del pueblo para ir a algún lugar extranjero. Los días que vinieron después fueron los días del miedo, de la vergüenza.

«No es difícil imaginar que entre los adultos que marchan en la manifestación Hazte Oír hay algunos que llevan, enquistada en el pecho, una bala ardiendo».

» Tampoco es difícil saber, por deducción estadística, que habrá entre sus hijos algunos niños que crecerán con la bala en el corazón».

«Cuando veo avanzar a las familias de las manifestaciones neoconservadoras con sus hijos, no puedo evitar pensar que entre esos niños hay algunos de tres, cinco, quien sabe, apenas ocho años, que llevan ya una bala ardiendo en el pecho.»

» Sostienen banderas que dicen:» Los niños tienen pene, las niñas tienen vulva, que no te engañen», que alguien les ha puesto entre las manos. Pero ellos saben ya que no podrán estar a la altura del estereotipo. Sus padres gritan para que las niñas lesbianas, para que los niños maricas y los niñes trans no vayan al colegio, pero ellos saben que llevan la bala dentro. Por la noche, como cuando yo era un niño, se van a la cama con la vergüenza de decepcionar a sus padres, con miedo quizás de que sus padres les abandonen o deseen su muerte. Y sueñan, como yo cuando era un niño, que huyen hacia un lugar extranjero, o a un planeta lejano, donde los niños de la bala pueden vivir. Yo os hablo a vosotros, los niños de la bala, y os digo: la vida es maravillosa, os esperamos aqui, todos los caídos, los amantes del pecho agujereado. No estáis solos».

¿Hasta cuando vamos a desoír estas cuestiones?¿ Cuándo vamos a construir un mundo para todas/os/es? ¿Por qué nuestros hijos/as/es se van a vivir a otros países, lejos de sus familias para vivir su identidad sexual o su orientación sexual?. Me parece desgarrador este texto de Paul Preciado y pienso cuantos adultos homosexuales o transexuales lo saben desde pequeños, y lo sufrieron en la más absoluta soledad?, muchas veces deseando morir para no decepcionar a sus familias. En la clínica se observa personas de mediana edad que han dedicado la mitad de sus vidas para » conformar» a otros, para «encajar», y les cuesta muchísimo asumir estas vivencias ya que tienen mucho miedo al aislamiento, la soledad,el desamor, el rechazo de sus seres queridos y amigos.

Lic. Dolores Rueda

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